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"La vida ecuestre, la alimentación
carnívora, la ruda intemperie, los vientos tónicos del Océano y de la
Pampa, le crían magro, duro y ágil. Unos sujetan las crines con la
vincha del indio, otros ponen sobre su suelta melena el
sombrero
panza-burro; todos usan la
bota de potro y el
chiripá. El desierto y la
soledad le hacen taciturno y silencioso. La libertad y la abundancia lo
hacen altivo, hospitalario y leal. La hostilidad permanente con la
policía española y la lucha con las bestias bravías, le dan coraje,
audacia, desprecio de la vida propia y de la ajena. Del conquistador
recibe el caballo y la guitarra; del indio el
poncho, la
vincha, el mate
y la boleadoras. Su lenguaje es mezcla de castellano arcaico, con
elementos indígenas, a los que se agregan más tarde voces portuguesas y
africanas".
Alberto
Zum Felde, Los tiempos de Artigas, Tomo I, El País 1999.
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